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Conversaciones palpitantemente poéticas

a un corazón Vagabundo, que guarda un mundo en mi.

- Un estéreo revienta su sonata de perlas y es un estruendo que hace de los árboles cenizas de los puentes un duro abrazo más allá de su sombra (nunca) un plano abierto para reír sonatas enteras para abrir el esternón en un deseo de piedra, en un tibio ensamble de la llama la brasa el disturbio del destino contra sí mismo el espejo y el gato el reflejo y la araña tres nidos y dos inviernos solitos comiendo el tan-tan con que danza el mono con que se pone fiera la riqueza tan opaca brillo a brillo certera en una muerte absorta

quien quita y se abre un hueco por el centro uno para enterrar los desvaríos y hacerle un hijo a cada estrella

llorar la soledad

quedar a ciegas(...)

-Me gusta usted. Por partes. Así, diseccionada en una cama. O completa, así por palabra o por un tarareo que se prolonga hasta hacerse la caída de un sol en horizonte.

Te recuerdo por el reflejo de un lago del tamaño de mi deseo. Te aclaro. Te aferro ahí, sintiendo, como la boca de una sed que se va lloviendo hasta verte a los ojos.

Perderme, siempre, desde siempre, por... roca y roca. Montaña a la deriva. Aquí las gaviotas caen en picada.

-Adentro o afuera

el lado de la burbuja

explota su membrana

en la caricia de tus pieles.

Beso que se funde

en las soledades de la voz,

en la reconstrucción de la palabra

que nos palpita aún sin proferirla.

"estabas dormido , sí. Yo te acariciaba"

Y de cuerpos somos polvo,

estrella forjada a placer

del tumulto cálido que nos acontece,

sangre vertida a la orilla de la expresión,

la palabra explota a sí misma

y sólo quedamos los dos

adentro o afuera

sin poder nombrarnos y sin embargo

diciendo en el juego de la pupila:

"te amo"

Una cordillera revuelve la marea

del agua que la recuerda,

tierra mojada, verde memoria,

ojos nos ojos

Sembrando ceniza

en la pupila del ciclope que nos juega.

"parecias niña aún siendo anciana"

El sol derrite la materia,

adentro y afuera,

un anudamiento que no separa,

nos mezcla y nos funde

en la sangre que ya encontró salida

en la luna que se escapa de tus piernas.

Caemos,

La pupila nos encuentra,

nos besa.

"sí, yo también

a cada palabra,

a cada fruto,

a cada mirada:

Te amo".

-Lo único que sé es arar los campos, como rasguños que te recorren el cuello, te ahorcan en un deseo húmedo que reclama a tus ojos llorar contra las sombras. Sé sembrar mordidas contra las sombras. Intento así espantar tu ausencia que se ruge como luna para devorar las flores que levantaron ya tus pasos. Sé buscar tu nombre entre recuerdos que quieren jugar a no esconderse, ha perder sus letras en el encuentro eterno de uno a otro, de uno y otro hasta el hartazgo de un martes por la noche.

"No puedo más silencio".

Tu figura va moldeando las esperanzas ya marchitas y hace un brillo que se revuelve como fuego contra fuego. Una masa de saliva y sangre que va tomando la forma de tus ojos, tu boca en el gemido que divide a la noche en un ahora y un siempre.

El retrato de tus pupilas que se rehúsan a decir mucho más que un brillo. Y ahí me veo. Y soy siendo en el eres que abrazo, que aprieto, que aprendo a nombrar callado.

El mudo grito que dice todo:

Te amo.

Mi mano se desliza por la tuya.

Te amo.

Mi garganta se incha con tu nombre.

Te amo.

Sonido por sonido.

(Te amo)

A cada instante.

Te amo.


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