Sus ojos
Ahora da igual,
no necesito tu mirada.
Antes andaba yo
colgado de los ojos de la noche
que eras tú.
No importaba que los tuvieras
abiertos o cerrados.
Aquellos ojos de azabache,
grandes y almendrados,
llenos de sombra.
Me llevabas como un polizón
en la niña de tus ojos,
pero luego
te colgaste tú de los míos
y yo te veía como si mirara
con un ojo de pez,
así redonda,
durante días y días.
No sé dónde adquirimos
nosotros la cost...umbre
de subirnos a los ojos del otro,
porque yo veo a la gente por ahí
que no se sube a la mirada de nadie,
sino que van andando tan campantes.
Era una forma de querernos,
un poco rara es verdad,
pero hay quién se quiere así.
Después dejamos el amor,
pero seguías colgada de mi mirada.
Entonces te pedí
que te apearas de mis ojos.
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