Cuba contemporánea: el retrato de un país en transformación.
La literatura cubana contemporánea fue tema destacado del último suplemento
cultural Babelia, el diario español El Pais, que traza el retrato de una generación que creció
bajo marxista-leninista inspirado y que evoluciona, en más de una.
Edición única en el extranjero y están prohibidos en su país, otros publican en ambos territorios.
De todos modos, las obras de estos escritores están marcadas por la
insularidad, la insolamento y el espíritu crítico.
La literatura ya ha contado los grandes cambios que se avecinan tras el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Los escritores jóvenes ya no tienen la visión de sus padres. A finales del siglo XX una literatura de indagación social y crítica comenzó a narrar el desencanto y la visión de la gente, basada también en el conocimiento de la vida al otro lado del Malecón, el paseo habanero que separa la tierra del mar y cuya esencia es ser frontera orgánica y espiritual del país. Mario Conde, el detective de ficción creado por Leonardo Padura que radiografía moralmente la vida en la isla del Caribe, lleva tiempo recorriendo el mundo y su novela El hombre que amaba a los perros, un relato pormenorizado del asesinato de Trotski, se ha convertido en un éxito. Fue publicada por Tusquets en España.
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En la calle del Obispo, con flamantes librerías, algunas de varios pisos, atendidas por un buen número de funcionarios, tampoco se localizan las últimas novedades. Bolaño o Volpi no existen. En las librerías no hay opciones bajo cuerda, pero en estantes móviles se pueden conseguir revistas culturales históricas como La Gaceta de Cuba o El Caimán Barbudo, entre otras.
El escritor Reynaldo González, periodista y uno de los más prestigiosos ensayistas cubanos, perseguido durante casi una década por el régimen por ser homosexual, ve claros signos aperturistas. En su opinión, la mermada industria editorial local no permite muchos dispendios, pero funcionan distintas casas editoriales donde publican lo mismo escritores jóvenes que consagrados como Ana Lydia Vega, Jorge Enrique Lage —su obra Carbono 14.
Una novela de culto, publicada en 2010, hace honor a su nombre— y Mirta Yáñez, entre otros. También se editan libros que llevaban años guardados, comoHablando de fantasmas y mucho más, de Esther Llanillo, de 86 años, jubilada tras treinta años como bibliotecaria en la Universidad de La Habana.
La narrativa fantástica se codea ya con la histórica, géneros casi marginados en el reino del realismo socialista.
"El triunfo de la revolución tuvo tal consenso que arrasó todo. ¡Ojalá se hubiera producido un enfrentamiento ideológico! En los setenta la izquierda estalinista impuso su criterio y los que no estaban de acuerdo tuvieron que abandonar la plaza camino del exilio. Ahora nadie catequiza sobre cómo debe ser el arte, todo eso forma parte de la historia oficial que se convirtió en fracaso.
Tampoco al otro lado, la voz del exilio es la misma, muchos tienen hijos que ya ni siquiera hablan español", cuenta Reynaldo González en su residencia habanera, en el barrio del Vedado, una mansión destartalada con un jardín tropical a la entrada que cuida personalmente.