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George Bataille.-Las lágrimas de Eros.

“Frecuentemente, en mí, la satisfacción de un deseo se opone al interés. ¡Pero me dejo someter por ella, pues se ha convertido bruscamente, en mi fin último!”

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“El sentido de este libro es, como primer paso, el de abrir la conciencia a la identidad de la ‘pequeña muerte’ y de la muerte definitiva: de la voluptuosidad y del delirio al horror sin límites.” “La mera actividad sexual es diferente del erotismo; la primera se da en la vida animal , y tan sólo la vida humana muestra una actividad que determina, tal ve, un aspecto ‘diabólico’ al cual conviene la denominación de erotismo. ” “Aquellos que tan frecuentemente se representaron a sí mismos en estado de erección sobre las paredes de una caverna no se diferenciaban únicamente de los animales a causa del deseo que de esta manera estaba asociado -en principio- a la esencia de su ser. Lo que sabemos de ellos nos permite afirmar que sabían –cosa que los animales ignoraban- que morirían.” “[... ] las más antiguas sepulturas, que atestiguan ese conocimiento angustiado de la muerte[...]; para el hombre del Paleolítico inferior la muerte tuvo ya un sentido tan grave –y tan evidente- que le indujo, al igual que a nosotros, a dar sepultura a los cadáveres de los suyos.” “[...] estas profundas cavernas fueron, de hecho, consagradas a lo que es, en profundidad, el juego, el juego que se opone al trabajo, y cuyo sentido radica, ante todas las cosas, en obedecer los dictados de la seducción, en dar respuesta a la ‘pasión’. Ahora bien, la pasión, en principio introducida allí donde aparecían figuras humanas, pintadas o dibujadas en las paredes de las cavernas prehistóricas, es el erotismo.” “Existe quizás un aspecto paradisíaco del primer erotismo, del que encontramos, en las cavernas indicios. Pero este aspecto no está claro. Es seguro que a su ingenuidad infantil se opone ya cierta gravedad. Trágica... Sin la menor duda. Al mismo tiempo, desde el principio, cómica. Ocurre que el erotismo y la muerte están vinculados. Al mismo tiempo, la risa y la muerte, la risa y el erotismo están vinculados... Hemos visto ya la vinculación entre el erotismo y la muerte en lo más profundo de la caverna de Lacaux. Se produce aquí una extraña revelación, una revelación fundamental. Pero sin duda, es tal, que no podemos sorprendernos por el silencio –por el incomprensible silencio- que primeramente acogió un misterio tan excesivo. La imagen es tanto o más extraña en la medida en que el muerto con el sexo erecto tiene cabeza de pájaro, cabeza animal, y tan pueril que confusamente quizás y siempre en la duda, surge el aspecto risible. LA proximidad de un bisonte, de un monstruo que, perdiendo sus entrañas, agoniza, de una especie de minotauro que, aparentemente, aquel hombre muerto e itifálico ha matado antes de morir él. Indudablemente, no existe en el mundo otra imagen tan cargada de cómico horror; y por lo demás, en principio, tan ininteligible. Se trata de un enigma desesperante, de una risible crueldad, que se asienta en al aurora de los tiempos. En realidad nos e trata de resolver este enigma. Pero aunque sea cierto que carecemos de los medios para resolverlo, no podemos eludirlo; sin duda es ininteligible, pero al menos nos propone vivir en su inaccesibilidad. Nos pide, siendo la primera prueba humanamente establecida, descender al abismo abierto en nosotros por el erotismo y la muerte.” “ [...] en esta cerrada profundidad, se confirma un acuerdo esencial y paradójico, acuerdo que se hace más crucial en la medida en que se declara en esa inaccesible oscuridad . Este acuerdo esencial y paradójico es el existente entre la muerte y el erotismo. Esta verdad, sin duda, no ha cesado de confirmarse. No obstante, aunque se confirma, no deja de estar oculta. Ellos es propio tanto de la muerte como del erotismo. En efecto, una y otro se ocultan : se ocultan en el instante mismo en que se revelan... No podíamos imaginar una contradicción más oscura y mejor urdida para asegurar el desorden de las ideas. “ “ ‘El enigma del pozo’ es uno de los más grandes y, al mismo tiempo, es el más trágico de los enigmas de nuestra especie. El lejanísimo pasado del que emana explica el hecho de que se plantee en términos cuya excesiva oscuridad es sorprendente. Pero, al fin y al cabo, la oscuridad impenetrable es la virtud elemental de todo enigma. Si admitimos este paradójico principio, el enigma del pozo, que responde de una forma tan extraña y perfecta al enigma fundamental, al ser el más remoto, aquel que la humanidad remota propone a la actual, y el más oscuro, acaso sea el que más está cargado de sentido. ¿No está cargado, en efecto, del misterio inicial que a sus ojos significa la llegada al mundo, la aparición inicial del hombre? ¿Acaso no vincula, al mismo tiempo, este misterio al erotismo y la muerte?” “Al considerar el erotismo, el espíritu humano se encuentra ante una dificultad fundamental . El erotismo, en cierta manera, es risible... La alusión erótica es siempre capaz de provocar la ironía. Incluso hablar de las “lágrimas” de Eros, lo sé, puede prestarse a risa... No por eso es Eros menos trágico. Pero ¿qué digo? Eros es ante todo el dios trágico. Sabemos que el Eros de los antiguos tuvo un aspecto pueril: estaba representado por un niño. Pero, ¿no es el amor, al fin y al cabo, tanto más angustioso porque hace reír? El fundamento del erotismo es la actividad sexual. Ahora bien, esta actividad, se halla al alcance de la prohibición. ¡Es inconcebible!, ¡está prohibido hacer el amor! A menos que se haga en secreto. Pero, si lo hacemos en secreto, la prohibición transfigura, ilumina lo que prohíbe con una luz siniestra y divina a la vez: en pocas palabras, lo ilumina con un resplandor religioso. Lo prohibido confiere un valor propio a lo que es objeto de prohibición. A menudo, en el instante mismo en que percibo la intención de reprimir, me pregunto si, al contrario, no he sido disimuladamente provocado.

Lo prohibido da a la acción prohibida un sentido del que antes carecía. Lo prohibido incita a la transgresión, sin la cual la acción carecería de esa atracci´´on maligna que seduce... Lo que hechiza es la transgresión de lo prohibido... Pero esa luz no es sólo la que desprende el erotismo. Ilumina la vida religiosa siempre que entra en acción la violencia total, la violencia que interviene en el instante en que la muerte corta el cuello de la víctima acabando con su vida. ¡Sagrado! En principio, las sílabas de esta palabra están cargadas de angustia; el peso que soportan es el de la muerte en el sacrificio... Toda nuestra vida está cargada de muerte... Pero, en mí, la muerte definitiva tiene el sentido de una extraña victoria. Me baña con su luz, provoca en mí una risa infinitamente alegre: ¡la risa de la desesperación!...

reomendable.

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